Este proyecto fue especialmente cercano para nosotras, no solo por el desafío creativo que representa la transformación de una vivienda dentro de un caserío tradicional, sino por la amistad que nos une a sus propietarios y familiares. Trabajar en un lugar que lleva consigo tantas historias y recuerdos ha sido una experiencia única que nos ha permitido dar lo mejor de nosotras para crear un hogar funcional, acogedor y lleno de personalidad.
La espectacular cubierta de madera ha sido realzada creando una atmósfera que combina la rusticidad con la modernidad de manera excepcional.
Para mantener la sensación de calidez y confort, hemos optado por una paleta de colores neutros creando un ambiente tranquilo y relajante. Los tonos suaves predominan en las paredes, mobiliario y textiles, mientras que se han añadido detalles en negro que aportan contraste y modernidad.
La cocina se destacó como un elemento fundamental. Con una distribución pensada para optimizar el espacio, los materiales bien escogidos y la campana integrada en techo, la cocina se convierte en un lugar donde la funcionalidad se combina con el placer de cocinar, logrando que sea tanto práctica como acogedora.
Otro de los elementos destacados es la gran mesa del comedor, un lugar de encuentro central en la vivienda. Su tamaño generoso y su diseño simple pero elegante invitan a compartir momentos en familia o con amigos, manteniendo el espíritu de conexión con la naturaleza que caracteriza la casa. El gran tamaño del sofá en la sala de estar con un diseño amplio y envolvente invita a la familia a disfrutar de su tiempo juntos en un espacio de descanso y ocio.
El resultado es un espacio que respira autenticidad, funcionalidad y el cariño de quienes lo habitan, diseñado para ser un verdadero hogar.
